
TÍTULO: JUEGO DE MENTES
—“¿Por delante o por detrás?”
Absorto en los pinceles y los botes de óleo, al pintor le sorprendió un poco aquella pregunta un tanto incómoda. No pudo evitar sonreír y acordarse de aquel episodio de Barrio Sésamo, donde Coco explicaba a los infelices niños: “Estoooo es delanteeee”... “Estoooo es detrásssss”...
—“Date la vuelta -dijo. Empezaremos por la espalda”.
Nada más decir aquella frase se arrepintió... Lo cierto es que la modelo tenía unos pechos deliciosos. Pequeños, pero firmes. Aunque visto con perspectiva, tampoco tenía el culo nada mal...
Contemplar aquella espalda desnuda le provocó un fogonazo mental. Una especie de vuelta atrás en el tiempo. Surgieron imágenes precisas de lo que algún periodista había llamado “La Movida de la Generación X”... Noches de desfase al limite de la resistencia física y mental.
(“Puede que incluso tenga tenga mi edad” -pensó el pintor).
Quizás incluso se habían cruzado en alguno de aquellos tugurios, algún sábado por la noche.
(“No importa -concluyó para sí. Me han encargado varios encuadres y tengo que terminarlos”).
(“¿Y si deconstruimos la escena”? ¿No se había deconstruído la tortilla española?) Dicho y hecho.
(“¿Qué significado tiene?” “La verdad es que no tengo ni puta idea. Quizás algún escritor loco le encuentre algún sentido. Se lo pasaré a Bowie a ver qué le parece...”. Mientras pensaba esto sonreía para sus adentros. La modelo seguía sin abrir la boca...
—“Gírate un poco hacia la izquierda. Eso es. Levanta un poco la cabeza... Perfecto. No te muevas...”.
Pronto se dio cuenta que se sentía un poco incómodo con la modelo de espaldas. Tenía un cuerpo algo masculino visto desde detrás... Incluso, yendo un poco más allá, una parte de hombre y otra de mujer. Pensó explorar esta idea, formando un panel dividido en 9 espacios, de diferentes colores, casi como un puzle. Incluso fantaseó con la idea de desorganizarlo, como el guión de la película “Pulp Fiction” de Tarantino...
Trabajaba casi de un modo inconsciente, añadiendo símbolos aquí y allá: una escalera que se elevaba desde la base del tronco hasta la cabeza, como la serpiente Kundalini del Yoga; unas alas quizás como representando al ángel caído y a la doble condición humana, divina y terrena. Y unas viejas ventanas, que al abrirlas imaginariamente, revelaban la identidad de la modelo... Una concha de nautylus en espiral volvía a remarcar el lado femenino y el laberinto de la mente...
—“¿Puedes darte la vuelta?” -dijo a la chica.
(“¿Dónde demonios había visto aquellos pechos?” Le eran familiares, pero su cerebro era incapaz de recordar con nitidez, como si una nube espesa ocultara la imágenes... “¿Podría ser... ? No, no, es imposible”)
Hace años conoció a una pareja, borrachos como cubas. El tío no paraba de tocarle el culo, mientras la tía se descojonaba de risa. Un humo denso y dulzón flotaba por todo el pub...
—“Perdona. ¿Cómo dices que te llamabas?”
—“Todos me llaman Luzbel -dijo la modelo. Otros me conocen por Lilith, pero para tí soy Eva... Y por supuesto que me conoces” -La chica sonrió por primera vez y el pintor sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, la misma espalda que había pintado en el cuadro... Sintió que se mareaba y el estudio empezó a dar vueltas alrededor, mientras notaba que le faltaba el aire. Cuando despertó en su cama, su mujer le observaba atentamente...
—“Llevas 3 horas inconsciente. Ese trabajo que estás haciendo te absorbe demasiado” -dijo.
—“¿Y la chica? ¿Se ha ido ya?”
—“¿Que chica? ¿De que me hablas?...”
Miró hacia el cuadro y allí estaba... Sonriéndole como desde el mas allá... Comprendió
todo de inmediato y sintió una mezcla de terror, vacío, vértigo y al mismo tiempo de paz y amor... Lo había conseguido...
AUTOR: ENRIQUE ROSELL
TÉCNICA: RELATO
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Texto obra anterior:
¿Qué elementos de la obra anterior me han servido como punto de partida?
El considerar cada parte del cuerpo como de dos sexos diferentes: derecho masculino e izquierdo femenino. He jugado también con los elementos simbólicos: una escalera como la serpiente Kundalini del yoga hindú, que asciende desde la base de la columna al último chakra, la cabeza; el ala como elemento propio de un ángel y su caída tras su rebelión; la ventana como apertura a la verdadera identidad del modelo o la modelo; el caracol nautylus como elemento femenino; y el imaginar también el dibujo como girado, de cara al espectador, mostrando unos pechos femeninos. Por último, una especie de desestructura de la imagen, formada por 9 cubos de diferentes colores y elementos: el rojo como el fuego elemental, la animalidad, que asciende desde una escalera de un verde que simboliza la posibilidad de cambio, hacia el cubo blanco de la iluminación, junto al azul del cielo y la locura del amarillo.
Texto obra propia:
¿Cómo decidí transformar la obra anterior en mi propia propuesta para el cadáver?
He imaginado a un pintor realizando esta obra en su taller, hablando con el/la modelo, mientras lleva a cabo un diálogo interior, lleno de recuerdos y obsesiones. La realización del encargo le va abriendo puertas en su propia conciencia, hasta que la verdad le es revelada como una iluminación. Finalmente comprende que ha sido un sueño – hasta cierto punto-, pero que, sin embargo, forma parte de su propia biografía personal.

